TODO BIEN CON LA NUEVA NORMALIDAD… Y CON LA VIEJA: ¿QUÉ HACEMOS?
Según dicen los expertos, luego de atravesar esta Pandemia estaremos frente a las puertas de “la nueva normalidad” como algo totalmente instalado. Eso significará -y resignificará- que el trabajo cada vez mas será teletrabajo, que las actividades escolares migrarán al home schooling y que la vida en general ya no será como la conocemos sino con la capacidad de adaptación en todos los niveles y sobre todo los sociales (restaurantes con distancia social entre mesas y comensales, gimnasios con paneles de plástico entre los aparatos, etc.)
Hablaba con un colega esta semana y me decía: el mundo giró, se dio vueltas y quedó así! Y yo pensaba: para muchos, ya estaba girado desde antes! Ustedes se imaginan hablando de “nueva normalidad” a los chicos del interior profundo… a los que no llegan a tener acceso al agua potable o al wifi porque ni siquiera tienen electricidad en sus casas? Y a sus padres, que viven de lo que siembran o del ganado que crían. De que nueva normalidad les hablamos a ellos, si hasta la vieja normalidad amenaza con dejarlos excluidos?
En la ciudad de San Roque, a 140kms de la capital de Corrientes, a un maestro se le ocurrió transmitir su clase a los alumnos a través de la FM que escuchan todos. Porque del total de 45 alumnos, solo 27 tenían acceso a WhatsApp y los 18 restantes debían que compartir celulares con los compañeros que si tenían. Ante la imposibilidad de salir, se quedaban fuera de las consignas de la semana escolar. Como lo hace también la maestra Maria Caballero, de Maciel, un pueblo de Santa Fé. Sus alumnos no tienen acceso a internet, entonces les deja las tareas y los materiales (con notitas de aliento) en bolsas colgadas de las tranqueras de sus casas, para pasar una semana mas tarde a retirarlas y volver a dejar una nueva, que será corregida y entregada la semana siguiente. En muchos pueblos del interior, la escuela no solo cumple con el rol de educar y sociabilizar sino también alimentar a sus alumnos. Se están entregando bolsones con mercadería que los padres retiran, junto con las actividades para sus hijos. Aplaudo la idea y la acción de estos maestros, héroes sin capa, que aporta su granito de arena para cuidar la educación y a sus alumnos durante la pandemia.
Por eso insisto en la idea de celebrar lo que tenemos, en vez de quejarnos por lo que nos falta.
Por eso insisto en la idea de celebrar lo que tenemos, en vez de quejarnos por lo que nos falta. Con un techo seguro sobre nuestras cabezas y la de nuestros hijos, con algo en la heladera para alimentarnos y acceso a una ducha caliente diaria somos bendecidos diariamente. La nueva normalidad se encargará de instalarse en los hogares donde pueda, mientras tanto la vieja realidad se defiende a los codazos pidiendo equidad en todos los hogares de nuestro país.